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Jazmín

Bajo este jazmín

soy perra feliz

soy amante del gozo

pieza fundamental de un finito pulsar.

 

Bajo este jazmín

soy sola y soy plena

soy yo

soy misma

soy varias

distintas.

 

Bajo este jazmín

soy flores que se precipitan en su caída

que se sienten sentidas

acarician el suelo

adornan los días.

 

Bajo este jazmín

soy ramas que se abrazan

palabras que se cruzan

se desatan

se cuestionan

se (des)afirman

y se hacen querer.

 

Bajo este jazmín

soy olor a mañanas tardías

ojos silenciosos

ojos-espejos

ojos-que-dicen

tacto caliente

piel salada.

 

Bajo este jazmín

soy feroz sentir

soy aliento humeante

soy caricia deseante

que se sabe (no) tener fin.


Despuntar de (in)certezas

Vacía de palabras
tras el golpe esterilizador de las críticas ajenas.

– Enséñeme usted a lidiar con esas opiniones tan bien formuladas y que tanto me aportarán.

En mi vida, no aprendí a hacerlo.

Envidio a las atentas que, tan humildemente, se ponen en el papel de constante aprendices, reformulando sus obras.
Yo no.

En cambio, aprendí que no se puede agradar a todas.
Que no puedo abortar mi proceso.
Ni esterilizar mis ideas porque lo que escribo no es suficiente literatura para algunas.

Me tiro en un océano idiomático desconocido.
Me atrevo a nadar en aguas apenas adentradas.
Me debato rudimentariamente entre palabras,
cual novata dando sus primeras brazadas.

– Es primario lo que escribo.
– Sí, es primario.

En eso estamos de acuerdo.
Y es que siempre hay quien te recuerde la importancia de lo primario.


Por estas líneas

Por líneas inconcretas,
inconexas,
he amado,
fantaseado.
He hecho de palabras gotas ácidas
que recorrían la distancia entre mis ojos
y las páginas en blanco,
en una caída libre.

Libre.

Por tantas líneas,
convenientemente oscuras,
otras oscurecidas
en la humedad de cajones,
cajas
y libretas abandonadas,
he dejado el espacio pertinente
entre aquellas hojas no fechadas
y el ahora.

Por líneas como estas,
me he sanado,
subsanado
y congelado imágenes bajo mis párpados,
cual fotografías deseosas de volver al anonimato de aquellas carpetas
cuya única información será
“fecha de modificación: indefinida”.

Por líneas,
otras tantas veces claras,
inflamables,
he deseado
y me he inflado en pasiones.
No miles,
sino las justas.
He clavado uñas en almohadas
y burlado sábanas.
He contemplado la soledad
para luego volcarla en un derramamiento de tinta negra.

Por estas líneas,
me he escondido,
me he abierto.
Me he perdido en calles sin mapa
y en poemas sin final.

Por estas
y con ellas,
tracé otras tantas
y tantas me trazaron a mí.


Untitled 2

Mientras era audiencia,
en un impulso,
quise roer el esmalte rojo recién pintado.
Recordé que los labios,
también rojos,
no merecían ser manchados
por las ruinas de un azote emocional.

Las uñas, intactas.

Como audiencia,
llegué al máximo soportado
en mi escucha.
Arranqué a salir.
No diré que siquiera miré por última vez.
Porque, sí, lo hice.
Pero emprendí la marcha,
tal vez tardía,
pero a pasos firmes.

 


Mi no-rescate

Calambres en los párpados.
Patada en la boca del estómago.
Se te atraviesa el mástil de aquél barco
en el cual habías jurado no volver a navegar.
Y te ahogas.
Porque esta vida
no hay quien la salve.
Te ahogas.
Porque tragar agua,
así como sapos, culebras y toda una fauna por descubrir,
forma parte del no-rescate.
No-rescate.
No-rescate.
No tragarte.
Me ahogaré en mi saliva y las negras lágrimas
que caen cual rocas
y que me lanzan hacia el fondo.
Y todos los seres vivientes
del más profundo suelo arenoso
harán de mí su banquete.
Pero no te tragaré.
Y no me rescatarán.


Untitled 1

Fueron noches de largas charlas-terapias.
Nos cedemos las manos
mutuamente
para dejarnos caer.
Para recoger las dudas,
las hazañas,
las penas no contadas,
las incomprendidas risas.
Nos cedemos los cuerpos
para calmar la piel,
para saberse querida,
para saberse querido,
para no saberse.
Y que el desinterés fuera
únicamente
el vacío de idealizaciones.
Nos cedemos palabras
y kilómetros
libres de exigencias.
Nos inscribimos

desinteresadamente.


Sobre ser extranjera

Sintiendo nas minhas carnes
aquilo que dijeron los filósofos
sobre ser extrangeira
en tu próprio idioma.
Sobre isso de deixar palavras passar
cual represa liberada.

Tal qual.

Jorrando fios de desperdícios.

Não fosse essa enxurrada,
escutaria o tambor surdo
que resuena por mi oído derecho
y que puede ser el eco de mis batimientos.

Tal cual.

Chorreando hilos de desperdicios.

E eu sou não-eu.

Ser forasteira
es
estar
en
tránsito.


Mal sabor de boca

¿Qué hacer cuando tus ojos desmienten lo que tus manos deciden apartar del camino?
Un “pensar demasiado” que contradice lo que sale de tus entrañas.
Como barrer el polvo para debajo del sofá
con la elegancia de unas uñas rojas.
Parece limpio. Parece.

No se sabe mutuo. Parece.

Te vas a casa,
sin perder la gracia.
Sin perder el norte.
Tienes domadas las manos deseosas.
Parece. Solamente parece.

Y al tumbarme en aquél sofá,
sabrán las uñas,
que se acercarán a mi boca.
Sabrán los rooibos de mi taza,
amargos.


Pohemia

 

Só fiz mesmo aquele chá
porque o vinho já me cansara com aquela sua cor cheia de vida.

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Sólo me hice mismo aquél té
pues el vino ya me había cansado con su color lleno de vida.


“Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas” [i]

 

Siento la noche abrazarme por detrás,

penetrar el territorio recién descubierto

y señalado por mi piel erizada,

marcando el camino que recorre mi cintura…

cadera… vientre…

hasta apaciguar el calor que emana de mi entrepierna.

 

——————————

 

“Ninguém, nem mesmo a chuva, tem mãos tão pequenas”

 

Sinto a noite abraçar-me por trás,

penetrar o territorio recém descoberto

y sinalizado por minha pele eriçada,

marcando o caminho que percorre minha cintura…

cadeira… ventre…

até amansar o calor que emana das minhas entrepernas.


[i] “Nalgum lugar”, Zeca Baleiro