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A tu saliva corrosiva, mi bomba léxica

 

Mi libertad no empieza donde la tuya termina
La tuya no termina
Y se lleva por delante la mía
y la de las demás

¡Grita, grita!
Me deja pasar
¿Y aún tengo que agradecerte por permitirme caminar?

Si respondo contundente
Soy exagerada
maleducada
mal follada

Si callo, pero no sonríe mi rabia
Soy una amargada

Si lo escucho resignada
Es que oculto un cierto placer
Y supuestamente lo llenarás
con tus lisonjeras palabras
Miradas

Se me olvida de que eres
tanto o más colonizado que yo

¡Pero aquí no hay lugar para compasión!

Y te hago saber:

Si tu lascivia se antepone a mi paso
Mi boca no conocerá el silencio

Estallaré mi vocabulario explosivo
contra las medianeras invisibles
que me detenían de mis acciones más positivas

Decaparé tu revestimiento de buenas intenciones
– falsas intenciones
Arrojaré contra cada uno de los ladrillos de tu estupidez
Y reventaré los cimientos de tu sexismo varonil
ignorante
silencioso

Primero, escucharás el levante de mi despertar
Luego, te haré temblar con los golpes de mi insumisión

Avistarás la cortina que se forma
Cortina rosa-vulva
Y olerás el humo de las llamas de mi subversión

Y sentirás caer tu armadura oxidada
El desplome de tus ideas ancestrales
vetustas
patriarcales

Finalmente
ya no conocerás mi miedo
tu miedo

Te quitaré el velo de la ceguera
Y ya no echarás baba

A tu saliva corrosiva
Mi bomba léxica.


Es por mí

(Dale play al vídeo de abajo)

Entienda.
No es por ti que lo hago.
Es por mi proceso de liberación.
Es por mí.

Es por no temer atreverme.
Y por renunciar a esos modelos devastadores de amor dependiente.
De querer con condiciones.
De jugar al seducir.
De esperar para actuar.
Esperar… ¡porque los tiempos son importantes!
¿Por qué son importantes?

Encasillada me siento.
Y, para salir de ahí, que me toque uno o seis.

Es por salir de este tablero que lo hago.

Es por (de)construir este querer.
Y curar heridas de una vida entera de amores sumisos.

Es por querer seguir escribiendo.
Luchando.
Y porque palabras como ‘luchar’ aún están mal vistas.
¿O mal oídas?
¿O poco oídas?

Y palabras como ‘querer’… depende.
Depende de los tiempos,
de los dados…

Es por no tener que justificarme que lo hago.
Porque mi amar es infinito.
Y mi lucha
continua.

Lo hago porque busco palabras para cada respiración compartida.
Y para cada sonrisa que me regalan.
Y porque, en aquél momento,
¡amé!
Por eso lo hago.

Es por romper con las paredes de lo privado.
Por hacer de mi sentir mi política diaria.
Es por amar cada rincón de mi cuerpo.
Y porque el hartazgo hacia tanta normatividad
ya no me deja creer en una vulnerabilidad.

Me expreso. No me expongo.
Soy sincera. No voy demasiado rápido.
Amo. No soy romántica.

Es por no creer en el romanticismo que lo hago.

¿Qué es que hago?
(¿O que no hago?)
Ya no me acuerdo.

Para escribir la conexión es íntima.
Es conmigo
y para mí.

Pero, sí,
no es por ti.
Es por mí.

“I don’t know who you are (…) But I don’t care. I am me, and I don’t know who you are, but I love you. (…) I don’t know who you are or whether you’re a man or a woman. I may never see you. I will never hug you or cry with you or get drunk with you. But I love you. I hope that you escape this place. I hope that the world turns and that things get better, and that one day people have roses again. I wish I could kiss you.” (fragmento de la carta de Valerie, de la novela gráfica V de Vendetta)