El grito

No son palabras
Puede que gruñidos
algo animal
O suspiros sucesivos
O tal vez los dos

Se reproducen por mis cuerdas vocales
Con el aire de mis dos pulmones

Se reproducen por los poros de mi piel
Por los temblores de mis piernas
Y por las vibraciones en las gotas de mi sudor

Se reproducen en la brasa atizada por la penumbra
En la involuntariedad de mis movimientos
En mi cerrar de ojos
En mi abrir de boca

Si está oscuro
Es porque no hay luz lo suficiente fuerte

Si está oscuro
Es porque mis ojos se encuentran con el otro lado
el toque suave
el olor a rosas de la sábana

Boca abajo
Manos más al alto
Dedos semiflexionados
A treinta segundos de clavar el colchón

La presión contra la oscuridad
Los pies descienden
Se estiran
Se tensan hasta el último dedo

Tal vez se me reproduzca a partir de ahí.

Es un golpe
La pequeña muerte
Viene acompañada de un último suspiro
Sofocado, al principio
Más claro y suave, al final

No hay potencia decibélica
En la habitación de al lado no me van a escuchar

Pero, sí
hay fuerza
y me arremata

No es un gemido
Es un grito

Y no lo escuchas tú
Pero es real
Y es mío.


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